sábado, 9 de agosto de 2014

No hay comidas gratis. Prueba nº 3287

Una protección excesiva de los derechos de propiedad conduce al estancamiento

La razón se encuentra en que la propiedad privada crea barreras de entrada, por lo que derechos de propiedad – en realidad, privilegios – sin libertad de acceso (Estado de Derecho, rule of law) fragua el estancamiento porque impide la innovación y la competencia de los que no disfrutan de los privilegios.
 
Este problema se observa bien cuando se estudian los derechos de propiedad intelectual porque no hay rivalidad en el consumo de los inventos o las obras. Atribuir un derecho de propiedad al inventor o al autor genera en éstos los incentivos para inventar o crear. Pero crea, al mismo tiempo, una barrera de entrada al mercado de la obra. Además de reducir el bienestar de todos aquellos que querrían consumir la obra pero no están dispuestos a pagar el “precio” que supone reconocer el derecho del inventor o autor, otros no pueden copiar ni construir sobre lo inventado. El derecho de propiedad intelectual no es, pues, un derecho de propiedad en sentido moderno, sino algo más parecido a un privilegio medieval. Si las ganancias derivadas de la difusión de los inventos y obras y de la invención apoyada en invenciones previas son muy grandes, los derechos de propiedad intelectual, entendidos como privilegios, atentan contra el bienestar general. Es probable, pues, que, traspasados determinados límites en la extensión e intensidad de la protección de esos derechos, reconocer derechos de propiedad privada sea ineficiente.


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Este trabajo analiza la cuestión de si, como dicen algunos, la aparición de ciudades autónomas (con autogobierno) en la Europa Medieval explica el crecimiento económico del continente. Su conclusión es que, como con las patentes, la autonomía de las ciudades y su gobierno por los comerciantes – por los gremios– reforzó los derechos de propiedad de los que vivían en ellas pero, al mismo tiempo, creó barreras de entrada al ejercicio de las actividades empresariales y al acceso a las mismas para los no-burgueses (los habitantes de las zonas rurales q tenían que vender su producción en las ciudades porque en ellas se encontraban los mercados), de manera que, tras una fase de crecimiento, éste desfallecía y la ciudad se estanca. Las ciudades medievales se volvieron autónomas cuando los comerciantes organizados se hicieron con el poder y lo aguantaron frente al señor feudal. Hasta el siglo XIV, los comerciantes controlaban todos o la gran mayoría de los concejos y el gobierno se basaba en garantizar los derechos de los habitantes de las ciudades excluyendo a los que no eran ciudadanos. En el siglo XVl, las revueltas obligan a los comerciantes a compartir el poder con los artesanos, también organizados en corporaciones.

(By the way, es la estructura del gobierno de las ciudades la que mejor explica el corporate governance de la primera sociedad anónima, la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, pero eso lo dejamos para otra ocasión)

Por qué el gobierno autónomo de la ciudad generaba un mayor crecimiento económico se ha explicado afirmando que el entorno jurídico era más estable y la previsibilidad es el mejor aliado de los negocios. Es probable también que el grado de expropiación por parte de los grandes mercaderes fuera inferior al de un monarca distante, aunque sólo sea porque los grandes mercaderes tenían un “encompassing interest” con la ciudad en su conjunto que un señor feudal. “Los gremios eran algo más que simples grupos de buscadores de rentas, tuvieron un papel prominente en la provisión de bienes públicos tales como la protección del conocimiento y la formación” pero crearon barreras de entrada a través de “la regulación estricta del comercio y del derecho a ejercer determinadas profesiones”. En otros términos, los grandes mercaderes, sin embargo, tendrían incentivos para innovar en, digamos, las primeras generaciones familiares, pero para disfrutar de la vida tranquila del monopolista a continuación. Cabe esperar, pues, (Acemoglu) que “si es necesario que cambien los elementos emprendedores en una sociedad para mantener una determinada tasa de crecimiento económico, la oligarquización de los mercaderes conduzca al estancamiento”.
si el efecto de las barreras de entrada devienen progresivamente más dañinas con el paso del tiempo porque retrasan o impiden la innovación, también decaerá la ventaja en términos de crecimiento de las ciudades autónomas”.
¿Por qué tal evolución es plausible? En la medida en que la reducción de la producción causada por las barreras de entradas sea suficientemente alto, el crecimiento económico de la ciudad sería mayor bajo el gobierno de un monarca o señor feudal que, para maximizar sus ingresos, anulara esas restricciones a la actividad. Parece que hay episodios históricos que probarían que los monarcas actuaban así.

Y es que la pretendida libertad económica de las ciudades no era tal, era privilegio para los habitantes de la ciudad y prohibición de acceso –en esto consistían las barreras de entrada –para los que vivían en los alrededores de las ciudades y no tenían derecho a desarrollar actividades económicas cuyo desarrollo requería del acceso a las ciudades, únicos mercados disponibles donde intercambiar los productos fabricados
“la protoindustria rural tenía un mayor impacto económico que la urbana pero su éxito dependía críticamente de que la ciudad próxima no fuera autónoma porque, en tal caso, los privilegios de la ciudad permitían a sus habitantes obtener rentas monopolísticas e impedir el desarrollo de la industria rural competidora… los privilegios de las ciudades, que habían sido necesarios para afirmar su autonomía de la autoridad feudal, devinieron en obstáculos para el crecimiento y las libertades económicas de la población rural”. (S. Epstein)
Los monarcas, conforme incrementaban su poder sobre los grupos privilegiados de su territorio, podían eliminar buena parte de esas barreras de entrada suprimiendo privilegios Los Estados pequeños, hoy, pueden correr ambas suertes. El riesgo de que reserven los privilegios para sus ciudadanos y erijan barreras de entrada es, sin embargo, elevado.

Stasavage, David, Was Weber Right? The Role of Urban Autonomy in Europe’s Rise, American Political Science Review  May 2014

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